viernes, 2 de mayo de 2008

LA DISPERSION DEL AMOR

Acaso tenga que mirarme de madrugada
temblando en la esquina por efecto de la lluvia
como el perro de entonces
herido, maltrecho, cercano
desde tu collar difuso.
Reunir tantas voces para que finalmente
la noche apresure nuestro milagro
y tocar la mejilla burlona
de la muñeca insistente, espía, bruja.
¿Anidaba ya en la sucesiva caída
esta frontera donde, furiosos, hemos palpitado
las ecuaciones del ensueño?
Lenta delicia martillada con secreta
pasión.
Acaso tenga que buscarte salina
con ese dolor vago y rutinario
por si la lluvia pretende
una caminata dispersa en la sombra del perro. (de "Como podría decirse del viento")

1 comentario:

princesa_bacana dijo...

No es de madrugada, no llueve. Pero te miro a través de las letras, y tiemblo.


¡Un placer pasear por aquí!

Patricia