viernes, 2 de mayo de 2008

PEDRO ANTONIO SALINAS

RUMBOS

Emerjo como un puño entre la arena
de frente,
siempre de frente
parado en la tormenta
aunque la rosa se marchite
y las baldosas queden huérfanas
de pasos,
puedo ser yo mismo
parado en la tormenta.
Ciego de estrellas
voy con mi canto,
alerta al sonido
de las voces
que van poblando mi contorno.
Del brazo con la aurora,
alimento mi áspera garganta
y casi como un grillo
en soledad,
ando y desando los caminos
con mi guitarra de aire.
En este duro oficio
en el que se me va la vida,
voy vistiendo las palabras,
para inventar espejos
donde se mire la gente
con su esperanza cotidiana.
Porque es difícil dibujar
la sonrisa de los campanarios,
cuando hay tumbas muy íntimas
palpitando en las venas
como un río. (de "Desde esta orilla")

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