sábado, 27 de septiembre de 2008

TENTATIVAS DEL FUEGO

Nadie me busca ni me reconoce,
y hasta yo he olvidado
de quién seré.

César Vallejo

LIBRE, ABISMO Y NADA

Cuando la noche tiñe de ausencia
esta vastedad, que del silencio es cómplice
a nadie interrogas: hay un abismo
entre tus latidos y tu mirada.
El ayer soñado no basta, apenas brilla
como débil destello en cárcel de rocío;
necesitas del universo que te acosa.

Por ausente comulgas con estrellas
y lirios, abandonando tu sombra
ante el embate de un recuerdo, de la llave
con la cual te poseen.
Y sobre la piel cimentas el mismo ritual,
piedra blanca, horizonte gris
para quien asiste, a medias disimulado
aunque libre, abismo y nada.

Presumes un límite: ese vago compromiso
donde los colores y las mariposas
parecen ocultar tu distancia,
fuera del viento y de horas amargas.
¿Quién pergeña, confundido, tu epitafio?
¿Quién puede alinear la condena, o el final
o devolver noviembre a la sal de la memoria?
Tal vez descanse un verdugo sobre tus huellas.

No imaginaré la muerte ni la esperanza.
Una y otra alborada para la tierra desnuda
mentiré, testigo de un fuego que pasa
cantando una vida, armoniosamente.
Ahora, sólo ahora voy a renunciar a mí mismo
por si acaso la duda reclama tributo
y se erige como una estatua vengadora
capaz de sondear el abismo con tus mismos ojos.

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